Él y Ella
Ella tenía quince años y entraba por primera vez en aquel colegio. Él tenia quince años y llevaba allí toda su vida. Al entrar en la clase intentando que los calcetines no se resbalaran hasta los tobillos, le vio sentado; tenía el pelo negro, la piel pálida y los labios rojos, semejante al vampiro que ella esperaba cada noche que saltara por su ventana. Él se fijo en su pelo que caía sobre su cara, y en su largo cuerpo que parecía haber crecido tan rápidamente que por ello no era capaz de decirle como moverse.
Como en parvulitos un niño tira del pelo a la niña que le gusta, él discutía en todos los recreos con ella. Ella se vengo enamorándose de su mejor amigo. Ya no se gritaban, ya no hablaban, ya no se saludaban. Se fue el invierno y con el se llevo a la primavera y al verano.
El primer día de clase él paso a ser el chico del pupitre de delante. Un día comenzaron discutiendo un problema de matemáticas, otro una poesía, otro les echaron de clase por reírse demasiado alto, en el pasillo sentados en el frió suelo intentaban contener las carcajadas. Después de comer, él ya no jugaba al baloncesto y ella no salía al muro del patio a fumarse cigarros a escondidas. Cada mañana se encontraban en Cuatro Caminos con el mismo color de uniforme y las mismas mochilas, bajo un mismo paraguas corrían intentando que no les cerraran la puerta del colegio. En el cumpleaños de un amigo, él se acerco a ella, con andar tembloroso para salir juntos a un pasillo. Él tenia las manos en los bolsillos y se miraba los zapatos para pedir con voz trémula un beso de ella. Con la torpeza de los dieciséis años ella le acariciaba el cabello negro mientras él aprendía a darla besos, y la susurraba que nunca podría olvidarla.
Paso el verano y él volvió con amigos nuevos y una amante mejor. Otro primer día de clase pero él ya no la miraba. Su cara se va haciendo más pálida y su cuerpo más delgado. Una mañana más se encuentran en Cuatro Caminos para discutir en recuerdo a los primeros días. Ella con odio murmura su nombre y un maleficio.
Otro nuevo curso, en el que él no esta en clase. Y otro curso más. Años después se encuentran en un bar oscuro donde intentan hablar como si nunca hubieran tenido un pasado, como sí ahora fuera natural el no tocarse. Él esta con otra, pero incluso cuando él esta entre rayas, ellas no tienen nada que decirse.
Cuando bajó del autobús para ir a casa empezó a llover, ya nunca llevaba paraguas. Al abrir la puerta de casa la saludó el olor a comida, se sacudía el agua del pelo, y su madre temblorosa salió al pasillo, murmuraba el nombre de él, hablaba sobre una llamada de teléfono.
Él se levanto una mañana y se dirigió a un pequeño hotel donde alquilo una habitación. De su mochila saco varias cajas y una botella de agua, una a una comenzó a tomarse las pastillas, mientras en un papel escribía el teléfono y nombre de algún familiar, en otro papel escribió una nota que a ella nunca la dejaron leer, encendió la televisión y a medida que notaba que se adormecía iba subiendo el volumen.
2 Comments:
Tu blog me parece interesante :)
Muchas gracias, y bienvenido!!! ;-)
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