martes, octubre 03, 2006

De boda en boda

Con todos los kilos ganados este verano y durante el doctorado, conseguí entrar en uno de los vestidos que tenia para ocasiones especiales, y logre ir a la boda sin desembolsar el correspondiente dinero por un vestido nuevo. El novio era hijo de unos amigos de mis padres, así que nos conocíamos de toda la vida, ya que nuestros progenitores son domingueros, y hemos pasado muchos muchos domingos en la sierra acompañados de la paella de rigor. Sin embargo hacia tiempo que no coincidíamos, así que me encontraba rodeada de gente que conocía pero que tenía niños, o de niños que ya no lo eran.
Tras la ceremonia esperábamos la salida de los novios, cuando alguien me cogio del brazo y me dijo que hacia falta un testigo, y la elegida era yo: mi primera vez como testigo. Pensé en recordarle al novio cuando teníamos cuatro años y jugábamos a salvarnos a orillas de un lago, y como ese día decidimos casarnos cuando fuéramos mayores. ¿Qué mayor simbolismo había que yo siendo testigo de su boda, y de que “yo” su primera candidata entregara a mi primer candidato? Más tarde me alegre de no haber abierto la boca, ya que su prima sordomuda decidió horas más tarde que me lo quería ligar, y ya que él tampoco hablaba el lenguaje de signos, se empeñaba en decirle por gestos que tenía el cerebro muy pequeño, mientras me señalaba a mi y hacia venir a la novia para que yo tuviera constancia de que él se había casado. Todo esto ante mi mirada atónita y una sonrisa entupida que se encontraba petrificada en mi boca. Durante la cena entre charla y charla alguien recordó que de pequeña me llamaban Vicky, y cuando intentaba negarlo un clic sonó en mi cabeza “efectivamente, me llamaban Vicky cuando era una niña”, aunque nadie conseguimos recordar el por qué. Un rato después me encontraba haciendo una guerra de espadas con dos de los hijos de uno de ellos, yo ganaba todo el rato, así que uno de los niños llego a la conclusión de por qué no había forma de vencerme: “Es la novia de Spiderman” grito. Creo que nunca me han dicho algo tan hermoso, así que les enseñe a lanzar telarañas, hasta que llego el postre y nos lanzaron a la pista de baile. Horas después todos descansábamos en sillas colocadas en circulo a un lado de la pista, recordábamos los viejos tiempos y hablábamos de los que quedaban por venir.
No puedo evitarlo, y pese a mis enfrentamientos con determinadas tradiciones, no puedo evitar que me sigan gustando las bodas.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Yo, después de esto, sabes q me casaría contigo si tuviera pito. ME HA ENCANTADO ESTE ESCRITO, a ver si aprendo a lanzar telarañas, debe ser una pasada.

Un beso y una calada del piti del buen rollo, q hoy ando sin euros pa viví. TQ, fea.

12:13 p. m.  
Blogger Meet me in Montauk said...

Tú ya sabes que yo te invito a todos los cigarritos del buen rollo que quieras... y por lo de la boda no te preocupes, bailaremos juntas en las de nuestros colegos... entre cigarro y cigarro. Y ya te enseñare a lanzar telarañas.

6:13 p. m.  
Blogger el oso azul said...

la verdad es que las bodas a las que me invitan son menos excitantes...que guay, jugando a espadachines y tirando telas de araña...
si alguna vez coincidimos en alguna me reconocerás por el disfraz de batman que siempre llevo puesto.
a parte de los cigarritos de buen rollo...estos posts tambien dan muy buen rollo...

11:50 a. m.  
Blogger Meet me in Montauk said...

¿Disfraz de Batman?? Pero, tus bodas son muchísimo mejores que a las que yo voy... en la próxima intento encajar en un traje de catwoman o elektra...
Que la fuerza te acompañe ;-)

1:32 p. m.  

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