sábado, marzo 31, 2007

Despues de muchos relatos incompletos

Con él me asusto porque vuelvo a ser aquella niña de dieciséis años que no sabe bien como actuar, que no sabe como seducirle. Y pese a que hace años deje los dieciséis atrás, parece que en este tiempo no aprendí nada. Digo aquello que no debo decir, y mientras lo hago soy consciente de ello. Sé que seria capaz de hacer, decir o hacer cualquier cosa con tal de sentirle cerca, y con cada palabra que digo le encuentro más lejos de mi lado. Todo para nada, para estar en el supermercado rodeada de verduras y tragarme las lagrimas hasta llegar al portal. Y así, una vez en casa poder repasar cada palabra y cada gesto que como un eco me golpea la espalda, intentando olvidar lo dicho en cada sorbo del vino tinto que rebosa mi copa. Tal vez beba demasiado esta noche, pero me ayuda a no sentirme tan sola y no sentirte tan lejos. Me ayuda a olvidar el nombre de esa chica que recibe tus caricias, mientras yo en mi casa frente al ordenador y una copa de vino dejo de sentir tanto dolor mientras intento encontrar al malo de esta película, y todas las pistas me llevan a ti. A ti que me sonríes cada mañana sin decir cada palabra mientras me dejas hundirme en tus ojos, que me miras a la boca mientras te hablo y tú pareces pedir un beso. Como explicarte que yo en lo único que pienso es en los muertos que quedaron atrás y que yo estoy viva y que merezco vivirla, y al menos un rato querría pasarlo a tu lado. Por ello te mando un mensaje en blanco, para no decirte que me moría de ganas de besarte esta noche, para no preguntarte si quieres venir esta noche a mi casa, para así no decirte nada y poder poner una excusa tonta este lunes cuando nos volvamos a encontrar rodeados de gente. Es por esto por lo que aunque estoy muerta de miedo y temo que descubran que contrataron a la persona equivocada, deseo comenzar en el nuevo trabajo y no tener que volver a sentirme como esa chica de dieciséis años que ya hace tiempo no soy.